28 de junio de 2011

Encuentro en Bahía Blanca, Argentina

Fuente: APRO Bulletin, vol. 22 Nº 3 (noviembre / diciembre, 1973)

El domingo 28 de octubre de 1973, en la primera hora de la mañana, el camionero Dionisio Llanca había una experiencia fantástica. Dionisio, un soltero de la calma y la tranquilidad llegó a un hospital en Bahía Blanca en un estado de amnesia total. Tres días después, cuando recuperó su memoria relató su extraordinaria experiencia - - un encuentro de la noche en la ruta H3 con un platillo volador y los seres que hablaba con "chillidos" y que tomó una muestra de su sangre.

Dionisio Llanca se levantó tarde el sábado 27 de octubre de 1973 y puesto en viejos pantalones, camisa y suéter oscuro y descansaba sobre la casa modesta pintada en la calle Chubut, a sólo diez minutos del centro de Bahía Blanca. Se comió el almuerzo temprano y dormía la siesta durante la siesta, porque tendría que conducir toda la noche.

Entonces él se levantó de 18:00 y vieron una serie de televisión, lo cual debe tenerse en cuenta era realista y directo, y sin elementos fantásticos. Aproximadamente a las 22:00 h. M. ceno carne de ternera, ensalada, y dos vasos de Cepita, una bebida no alcohólica, con su tío Enrique Ruiz. Unos minutos después de la medianoche Llanca se despidió de su tío y se metió en su camioneta, una Dodge 600, cargado con material de construcción para ser entregados a Río Gallegos, un viaje de dos días. Después de 12 años de conducir los ojos se acostumbran a las condiciones de observación, incluso en la sombra de la calle. Él descubrió que el neumático trasero derecho fue baja. Era de una mente para el cambio, pero decidió dejar en su lugar. Cuando salió de la casa que era las 00:30h. Domingo ya había comenzado. El camión comenzó a rodar por la carretera nº3. El neumático se baja y no había nada que hacer, sino cambiarlo. Dionisio lamentó no haber cambiado en la estación de servicio ESSO, en la calle Don Bosco donde se detuvo durante 15 minutos a las 01:00 para conseguir gasolina. Ahora tendría que salir en el hombro oscuro y desolado en el frío de la mañana y el cambio. Ahora era 01:15h. y fue la eliminación de las herramientas, las llaves y el gato con nadie para ayudar. Él comenzó a cambiar el neumático. "Frené el camión en el hombro, se bajó, sacó el gato y las herramientas y comenzó a cambiar el neumático. El camino estaba completamente desierta. De repente, la carretera estaba iluminada con una luz amarillo intenso que parecía estar cerca de 2.000 metros de distancia. Debido al color que pensé que podrían ser las luces de un Peugeot y continué con mi trabajo. Pasarón unos segundos y tuve mi hombro a la luz, pero se hizo tan brillante que encendió toda la zona. Ahora el luz había cambiado a un color azulado similar al de un soldador de arco eléctrico Traté de levantarme pero no podía levantarse, no tenía fuerza, y una cosa extraña - - mis piernas no me responden yo estaba en mis rodillas que quería... levantarse y mirar hacia el bosque, que creció a lo largo de un lado de la carretera. Entonces vi una gran cosa en la forma de una placa en suspensión en el aire a cierta altura de siete metros, y tres personas en mis hombros, mirándome. Traté una vez más a levantarse pero no pudo. La parálisis llegó a ser total y no podía hablar siquiera. Los tres seres se quedó mirándome por un largo tiempo, tal vez cinco minutos. Eran dos hombres y una mujer. La mujer estaba entre los dos los hombres. yo creía que era una mujer debido a la forma del pecho y el cabello largo y rubio, llegando a la mitad de sus hombros. Los hombres también rubios con el pelo más corto en la espalda. Los tres fueron a la misma altura, una metros y 70 o 75 cm, y vestidos de la misma manera: una sola pieza de humo gris se adapte a un mono bien instalado en la figura, botas amarillas y guantes largos de llegar a la mitad del brazo del mismo color. No tenían cinturones, ni armas, ni cascos, ni cualquier otra cosa. Sus caras eran como el nuestro, a excepción de la frente alta y ojos alargados, como los japoneses y un poco inclinada. Ellos hablaban entre sí en un idioma imposible para mí de entender. No tenían las inflexiones vocales, pero sonaba como a. ..... como una radio mal sintonizada con pitidos y zumbidos. Uno de ellos me agarró por el cuello de mi jersey y me levantó con firmeza pero sin violencia. Traté de hablar, pero mi voz no salía. Mientras que el uno me sujetaba por otra poner un aparato en la base de mi dedo índice en la mano izquierda. Se veían de cerca el aparato. Era como una navaja de afeitar, pero había un pequeño tubo. Lo aplicaron a mí durante varios segundos. No daño. Cuando se fueron tenía dos gotas de sangre en el dedo. Creo que se desmayó porque no puede recordar nada más."

Dionisio no podía recordar cuando se despertó-. El tiempo se calcula que entre las 2 y 3 de la mañana del domingo. Cuando abrió los ojos fue uno de los vagones en el patio de la Sociedad Rural de Bahía Blanca, exactamente nueve kilometros 600 metros.

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